viernes, 25 de noviembre de 2011

Leyenda de la Cruz del Pósito de Jaén



Cuenta la leyenda, que a finales del siglo XV, vino a Jaén un hombre de noble presencia desde Flandes, donde había sido capitán de aquellos tercios, rico en honores y rentas.

Quiso buscar descanso en esta tierra, después de muchos años con vida guerrera. En seguida las doncellas casaderas quedaron prendadas de él, pero el caso con Dª Beatriz hija de Iñigo de Uceda, la cual tenía su corazón enamorado de otro, amor que desterró por su esposo. 



Después de un tiempo D. Diego de Osorio, mostro su verdadero carácter del cual lo único noble que tenía solo era el titulo, dándose al juego, la bebida y las mujeres, dilapidando su fortuna y la de su esposa.

Una noche en casa de Gil Pérez, en una partida de dados, que no le era muy propicia al de
 Osorio, perdió el oro, las alhajas y hasta las tierras, pero ebrio de ira y contra su fortuna, pidió a su escudero que fuera a la casa y que le pidiera a Dª Beatriz, la joya que él le regalo al desposarla. Al poco regreso el escudero con las manos vacías, temiendo por su señora y dándole la respuesta que esta le envió a su marido asombrada de lo que el escudero le trasmitía por orden de su señor, así el escudero le comunico la respuesta de esta “Doña Beatriz vuestra esposa, la joya a entregar se niega, porque siendo según dice de vuestros amores prenda, solo a vos y por su mano hará tan costosa entrega. Para eso aquí se dirige seguida de la su dueña, salir vos a recibirla, Señor que estará ya cerca”.

Al oír esto los jugadores rieron y se mofaron, montando en cólera el de Osorio y saliendo ciego de ira con la daga en su mano. Al regresar con la joya y dispuesto a seguir la partida, desde la calle se oía vociferar a un hombre que decía “¿Dónde está el asesino de Dª Beatriz de Uceda?”.

Salió de la casa el de Osorio, ya que los celos le podían, puesto que el hombre que le retaba era D. Lope de Haro, el galán del que siempre había estado enamorada su esposa. Rápidamente se oyó el sonido de las espadas, la lucha fue rápida y don Lope dio estocada mortal al de Osorio, el cual cayo sin aliento junto a la Cruz que en la plaza de Pósito se halla.



Cuenta la leyenda que a los días D. Lope de Haro, ingreso como fraile en la orden de San Francisco, en el convento con el mismo nombre lo que hoy en día son las dependencias de la Diputación Provincial, alejándose de la vida mundana y entregado al retiro, arrepentido de la vida que segó ciego por la sed de venganza, cuentan también que la noche anterior de tomar los hábitos fue visto orando en la cruz de la plaza por las almas de Dª Isabel y D Diego.


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